Michael Phelps nadó la última carrera olímpica de su vida y lo hizo como, casi siempre, bañado en oro al ganar el relevo 4x100 estilos con Estados Unidos.
El legado del nadador de Baltimore es impresionante y pasará mucho tiempo antes de que alguien pueda siquiera acercarse a las 22 medallas obtenidas en tres Juegos, 18 de ellas de oro.
La emotiva despedida del más grande nadador de la historia ha dejado en un segundo plano el debut del jamaicano Usain Bolt, el hombre más veloz del planeta que hizo lo justo para pasar la primera criba en los 100 metros con un discreto tiempo de 10.09.
Michael Phelps dijo hoy, día de su despedida de la natación, que se sentía "mucho más tranquilo" de lo que esperaba y dispuesto a "dar un paso adelante" hacia una nueva vida.
"No sé cómo poner en palabras lo que siento. Son veinte años. No sé dónde tengo ahora mis emociones, pero seguro que en los próximos días se asentarán", afirmó Phelps en una comparecencia en el Centro Principal de Prensa de los Juegos de Londres, poco después de ganar su vigésima segunda medalla olímpica y la decimoctava de oro.
"En aquello que haga, seguiré teniendo metas. Soy una persona muy competitiva, tengo esa mentalidad", dijo, sentado ante el trofeo que le fue entregado hoy como homenaje al mejor nadador de todos los tiempos.
"Cada paso de mi carrera ha tenido un significado especial. Ha sido un gran viaje y no podría ser más feliz", resumió el plusmarquista universal de medallas olímpicas
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