Los primeros modelos estaban 15 centímetros por arriba de la rodilla y se combinaban con botas altas multicolores. Así nacía el llamado London look.
Pronto la minifalda se convirtió en un símbolo de la liberación femenina y se popularizó con Twiggy, una de las primeras top models adolescentes.
Desde entonces la minifalda ha tenido una larga evolución. Desde las primeras versiones coloridas, a las lunares de fines de los 60, pasando por las de piel negra de los punk, los tejidos sintéticos de los 80, a las audaces exhibidas en pasarela por las supermodelo de los años 90.
Fuente La Revista Diario el Universo
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